HOMENAJE A ALEJANDRO OLMOS Por Alberto Gonzalez Arzac
ALEJANDRO OLMOS fue un político importante en la segunda mitad del siglo XX a pesar de que no ocupara cargos ni figurara su nombre en los medios de comunicación masiva. Fue un periodista notable, de pluma tocante, e motiva y valiente. Fue un escritor y pensador político privilegiado, cuya palabra oral o escrita se escuchó con respeto. Y fue un bohemio, capaz de tumbar tabúes como el de la deuda externa, pero incapaz de sacar provecho personal de los valiosos servicios a la Patria.Ha sido sistemáticamente silenciado, podría decirse ocultado; al punto que Norberto Galasso en el bosquejo biográfico realizado para la reciente cuarta edición del libro de Olmos sobre La Deuda Externa pudo afirmar que para los diccionarios y enciclopedias del siglo XX Olmos, Alejandro no existe. Tampoco para los historiadores del siglo que se fue.Sin embargo Olmos en los años ’40 fue un joven político que se entrevistó asiduamente con Juan D. Perón, con Evita, con John W. Cooke, los curas Hernán Benitez, Virgilio Filippo, dirigentes de todos los partidos y que en los años ’50 adquirió notoriedad en la resistencia contra la dictadura militar.Fue un periodista brillante, que llegó a Buenos Aires desde Tucumán durante la década infame acompañando nada menos que a José Luis Torres, para después actuar junto a otros grandes, como Enrique Oliva (Francois Lepot), Fernando García della Costa, Américo Barrios, Atilio García Mellid, Valentín Thiebaut, Rodolfo Walsh y tantos más.
Fue estudioso, pensador político y escritor que alternó inquietudesintelectuales con Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Leonardo Castellani, Leopoldo Marechal, Ernesto Palacio, Arturo Sampay, José María Castiñeira de Dios, Fermín Chávez, José María Rosa, Osvaldo Guglielmino y muchos otros.La familia Olmos es una estirpe arraigada en Tucumán: apellido castellano detenientes gobernadores coloniales del siglo XVII, de militares y funcionarios dela Independencia y de uno de los constituyentes de la fugaz República de Tucumánen 1820. Nuestro homenajeado sonrió evasivamente alguna vez que le inquirísobre sus antepasados porque su proverbial modestia le incomodaba referirse altema (incluso entre amigos), aunque ostentaba con orgullo su condición lugareñade tucumano. Algunos pantallazos de la fecunda vida de Alejandro Olmos ilustran acabadamentesu accionar político desde 1945, cuando ingresó con sus ideas nacionales alnaciente movimiento peronista. En agosto de 1946 ya se estaba oponiendo a queel gobierno de Perón ratifique las Actas de Chapultepec y la creación de laO.E.A. (Organización de Estados Americanos). Esa libertad de criterio sería unvalor fundamental que alguna vez Cooke le recriminó delante de Perón, pero éstecomprendió perfectamente por qué Olmos -por sobre las discrepancias- continuóadhiriendo al peronismo sin afiliarse jamás al Partido Justicialista. Es que(al igual que Jauretche, Scalabrini Ortiz o Sampay) Olmos fue un político quesupo participar manteniendo su independencia.En noviembre de 1955, pocas semanas después del golpe de Estado que derrocó aPerón, Olmos comenzó a publicar Palabra Argentina, periódico tabloid de ochopáginas que componía el taller de Fontevecchia (padre), desde donde combatió ala dictadura militar pese a que el Decreto 4161 calificaba como delito cualquierpublicación peronista. Cambió varias veces de formato, de periodicidad, deimprenta, mas invariablemente sufrió persecución, allanamientos, secuestro deediciones, censura y cárcel. Nada lo detuvo porque Palabra Argentina circulabade mano en mano en miles de ejemplares que se editaban en la clandestinidad,como recordó Miguel A. Moyano en su obra sobre el periodismo de la resistencia.Fustigó desde allí la derogación por bando militar de la Constitución de 1949 ylas atrocidades que la sucedieron: incorporación al F.M.I., Plan Prebisch,matanzas de Lanús y José León Suarez y los fusilamientos del general Juan J.Valle y otros militares, entre los que se contó su primo hermano y gran amigo,coronel Ricardo Ibazeta. Y siguió por años así, denunciando arbitrariedades comoel Plan Conintes, en defensa de miles de trabajadores detenidos sin acusación nijuzgamiento. Es que Olmos fue periodista de la libertad, capaz de combatir ladictadura aún desde la cárcel.Las 160 ediciones del periódico son un testimonio de nuestra historiacontemporánea. De la correspondencia entre Perón y Cooke puede extraerse unaexpresión reveladora de la importancia que tuvo Palabra Argentina, cuando Cookele escribió a Perón aludiendo alguna diferencia de opiniones con Olmos yexpresando: -General, lo que pasa es que a Palabra Argentina la leen un millónde argentinos. Éramos entonces casi veinte millones de habitantes y ningúndiario comercial superaba la tirada de ese periódico prohibido. Digo esto paraaquellos que no recuerdan quién fue Olmos: sepan que fue tanto o más que otrosperiodistas famosos que no acusaron dictaduras sino que las sirvieron, ni sabenlo que es la libertad de prensa porque la confunden con los interesesempresarios.Al conmemorarse el primer aniversario de los fusilamientos de junio de 1956,Olmos organizó en el número de Palabra Argentina aparecido el 4 de junio lacolumna del silencio en esta Capital. Una multitud de varias cuadras, muchosmiles de personas, caminaron silenciosamente desde Córdoba y 9 de Julio a laPlaza San Martín para depositar flores en el monumento del Libertadorsobrellevando la represión policial, los gases lacrimógenos, los carros deasalto y las detenciones. -Cada mujer, cada hombre habrá de llevar una sola flor-decía Olmos- para depositar como símbolo de solidaridad en el dolor… No habrávivas ni mueras. No hará uso de la palabra orador alguno. No puede haber nadamás elocuente que el silencio. Es que Olmos sabía enfrentar las bayonetas conuna flor y también era ducho en calibrar la fuerza devastadora del silencio.Aquella enorme concurrencia presagió la derrota del gobierno militar frente alvoto en blanco en las elecciones de constituyentes de 1957, que se realizaronpoco después. Olmos fue preso, pero la marcha muda dinamitó pacífica ysilenciosamente las veleidades constitucionales de la dictadura, como semanasdespués lo haría el voto de la ciudadanía.No existían entonces las encuestas, pero Olmos era pionero de las estimacioneselectorales. Su perspicacia suplía los modernos métodos de hoy.Con similar entusiasmo participó Olmos de las inquietudes del revisionismohistórico, realizando trabajos relativos a las relaciones de José de San Martíncon Juan Manuel de Rosas en el seno del Instituto de Investigaciones Históricasque lleva el nombre de éste y organizando al promediar el siglo una Comisión deRepatriación que estuvo integrada por personalidades: Manuel Gálvez, ErnestoPalacio, José María Rosa, John W. Cooke, Luis Soler Cañas y otros. Es queOlmos fue celoso de la Soberanía argentina y devoto de los próceres que velaronpor ella.Cuando algunos revisionistas se embarcaron en el golpe militar de 1955, Olmosles dijo: -Amigos, ustedes están equivocados. Esto es un nuevo Caseros. Y en1973 cuando otros amigos quisieron proponerlo para cargos en el gobiernodemocrático instalado ese año, Olmos les contesto: -Yo no sirvo para esto; enlos momentos difíciles, sí. En los del triunfo, no.Y los instantes dramáticos volvieron en 1976, cuando se reintegró a la lucha. Dudas no caben que la mayor virtud de Olmos fue haber desnudado entonces ladeuda externa “que siempre nos ocultaron”, como decía él. La mayor estafa alpueblo argentino, como la calificó Diego Musiak en un film documental que resumelos desvelos de Olmos.Estaba dando sus últimos coletazos el Proceso militar en 1982 cuando Olmosinició una denuncia en el Juzgado Criminal Federal N° 2 destinada a arrancarlea la Justicia una decisión histórica, -impulsada titánicamente y patrióticamentepor Don Alejandro, hasta consumir los últimos días de su existencia, dijo eldoctor Juan Carlos Foerster que fue secretario de ese juzgado, quién apuntó quegracias a ello -la República Argentina es el único país del mundo que pudorealizar la investigación judicial de su mal llamada deuda externa, teniendodicha investigación trascendencia internacional.Olmos aportó las pruebas necesarias para demostrar que se trató de una deudafraguada y en febrero de 1990 dio a conocer su libro -Todo lo que usted quisosaber sobre la deuda externa corriéndole el velo a la impudicia. Fue groseramente silenciado porque desentonaba con la intentona neoliberal deaquella Argentina dolarizada que quería penetrar en el primer mundo con euforiaprivatizadora y seducida por el apetito de las relaciones carnales.Olmos nos mostró la realidad que muchos no quisieron ver. Aportó pruebas,documentos, testimonios, pidió indagatorias, informes, pericias, que decían comose habían endeudado las empresas públicas y el país perjudicando al Estadonacional y permitiendo lucros indebidos de los acreedores.Como la Justicia era lenta Olmos instó la formación del Foro de la Deuda Externapara movilizar la opinión pública y en 1995 llevó también su denuncia a unJurado Popular presidido por Adolfo Pérez Esquivel que por primera vez cumplióviejas cláusulas constitucionales sobre este tipo de juicios. Tuve el honor depresidir la Cámara de Sentencia que impuso condenas morales a José A. Martínezde Hoz, Domingo Cavallo y otros cómplices.Olmos no sólo ejerció su apostolado por el interior del país, sino que tambiénconcurrió especialmente invitado a foros internacionales, donde demostró larealidad y el fraude del endeudamiento de naciones sometidas al imperialismofinanciero.Pocos días antes de morir Norberto Chindemi le hizo un hermoso reportaje. Elcuerpo de Olmos se agotaba pero su pensamiento era viril, conservaba la fuerzade siempre. Por ello sus convicciones trascendieron su vida mundana. Finalmente, después de dieciocho años, cuando ya Olmos había fallecido, el JuezJorge Ballesteros en Buenos Aires dictó sentencia considerando prescripta laacción penal, pero con la particularidad de reputar veraces numerosas denuncias,elevando las actuaciones al Congreso de la Nación, en cuya Cámara de Diputadosse encuentra.Desde entonces, hasta el F.M.I. ha debido hacer su autocrítica sobre la deudaexterna argentina; incluso admitió alguno de sus errores.El que no ha reaccionado aún es el Congreso Nacional, como cuando AlejandroOlmos transitaba estos pasillos reclamando infructuosamente el cumplimiento delprecepto constitucional que lo obliga a actuar en cualquier arreglo de la deudaexterna.Por eso, todos valoramos este homenaje de senadores y diputados que hace alentaresperanzas de que el Congreso un día no lejano cumpla con la cláusula que laConstitución argentina tiene desde 1853.Será entonces cuando el recuerdo de Olmos se convierta en voz de la concienciacolectiva para lograr del Congreso una decisión histórica que ponga fin a estaestafa contra todos los argentinos.
El inolvidable Alejandro Olmos aparecio una noche en lascomidas de los lunes de la Agrupación Oesterheld invitado por ese extraordinarioeconomista que fue Mauricio Prelooker.- Esa noche hablaba Mauricio y lo invito adecir unas palabras. Alli Alejandro nos desazno sobre el fallo que iba a salirsobre la Deuda Externa. Nosotros ni sabiamos que existia el juicio, en nuestraignorancia. Una ignorancia grande que nos daba señales de error. -Estos dosviejos estan majaretas, me dice uno. Mauricio habia anticipado que a Argentinase le habia acabado el dinero para pagar la Deuda Externa, sus servicios ycualquier otra cosa relacionada, Alejandro, que la declararian un fraude. Era demasiado para nosotros. Todavía desfilaban por la Oesterheld un monton de compañeros que adherían a los razonamientos sensatos de la dependencia a dondenos sumieran diez o veinte, podriamos decir ahora, años de neoliberalismo.Después volvio varias veces, una para decirnos todo lo de la deuda, ya quenaturalmente lo invitamos, curiosos de saber mas, y después como un compañero mas, a compartir con nosotros el vino y la amistad. Todavía estabamos en Parrilla Rosa, el lugarcito calido y fashion de Helenita Goñi adonde nacio la Oesterheld.
Discurso pronunciado por el Dr. Alberto González Arzac el 10 de agosto de 2004 en el Salón Azul del Senado de la Nación en el Homenaje tributado por senadores y diputados nacionales a Alejandro Olmos, que dedicara su vida a la investigación de la Deuda Externa.
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario